Montar un festival es como montar una empresa

Cierra los ojos y pide un deseo. No importa que sea algo absurdo o casi imposible. Por ejemplo, montar un festival con la música que te gusta a ti. Esto mismo quiso Oriol Pastor (Vilanova i la Geltrú, 1982) hace un año.

El resultado fue el MiRA, un festival que aúna la música electrónica con los visuals más vanguardistas, y cuya primera edición a principios de noviembre fue un éxito.

¿Cuál es el camino que va desde el sueño hasta su concreción material?
En este caso, tuvo que pasar por pedir un préstamo junto a dos amigos y aprender a combinar su trabajo como consultor en una gran empresa con el de director de su festival soñado.

¿Qué te motivó a complicarte la vida montando un festival?
Veí­a espectáculos de mucha calidad a los cuales la gente no iba, no porque no le gustaran, si no por que no sabí­a que le gustaran. En el momento que muestras este tipo de música a la gente, se engancha. A la vez, fue un momento personal. Acababa de terminar un postgrado de gestión cultural y tení­a mi trabajo, pero me dije «quiero dar un paso adelante». Tení­a ganas de hacer un festival de música que creo que faltaba en la ciudad. La condición de mi festival serí­a que hubiera visuales, la unión de djs con video artistas.

¿Cómo se maneja preparar un festival con un trabajo «normal»?
Fines de semana, aprovechar huecos para llamar a los proveedores, hacer las reuniones a la hora de comer y comer bocadillos. Así­ es el rollo.

Y usar a los micromecenas para financiaros.
Sí­, pero con el mecenazgo no habí­a ni para empezar. Los micromecenas tan sólo representaban un 5% del total en el festival.

Entonces, ¿cómo lo hicisteis?
Pedí­ un préstamo ICO.

¿Y no os asustó pensar que no podrí­as devolverlo?
No. El punto de inflexión es cuando estás esperando por sponsors. El primer año nadie quiere saber nada. Solo nos quedó la opción del ICO, y así­ no tener que depender de nadie. Lo más lógico es que te la pegues, pero esperábamos recuperar la inversión en unos tres años. Es como montar una empresa desde cero, al final lo recuperas. Y lo del préstamo sirvió: nos ha enseñado la lección de que cuando te estás jugando tu propio dinero, el rendimiento de la gente aumenta un 150%.

¿Cómo viviste la noche del festival después de que llegaran 1400 personas en lugar de las 500 que esperabas?
La sensación es un poco como que te entra llorera. Llevábamos un año trabajando en un proyecto con un cartel arriesgado, aunque la idea era buena. Pero muchas ideas buenas tampoco acaban de salir. Yo estaba fuera, entré a la sala al cabo de una hora y pico y vi la gente que habí­a. Tenia a mi compañero al lado y nos abrazamos. A media mañana, cuando Bruna estaba haciendo las pruebas de sonido, dices «hostia» la piel se nos puso de gallina. Y cuando estábamos en el festival me costó un par o tres de horas asimilarlo. Hasta que casi no se terminó no empecé a disfrutar un poco, estaba tenso.

¿Como hacer una fiesta en tu casa y estar pendiente de los muebles?
Sí­, sí­, lo pasamos mal. Los miembros de la organización no estuvimos muy pendientes de lo que pasaba. Ahora estamos viendo los ví­deos, las fotos y las sesiones grabadas lo estoy disfrutando ahora, es muy triste pero es así­. Hay mucha tensión acumulada.

El dí­a del festival daba la impresión de que todo funcionaba muy bien, que la organización sabí­a lo que se hací­a. ¿Nos engañasteis a todos?
A mí­ también me impresionó. Yo pensaba que habrí­a fallos por todos sitios y que meterí­amos la pata. Pero básicamente es sentido común, darle muchas vueltas. A nivel de producción funcionó bastante bien, aunque nos apuntamos infinitas cosas para mejorar: las barras o los baños que se llenaban muy rápido. Pero claro, habí­amos previsto menos gente. La idea del próximo MiRA es que no habrá mucha más gente. Se plantará en 1800 personas. Queremos que prevalezca la calidad.

¿Por qué menos gente es más calidad?
Porque a mí­, cuando voy a un festival, no me gusta rozarme con la gente ni sentirme como una sardina. Me gusta la movilidad. Y si tú haces un festival lo harás a imagen y semejanza de lo que a ti te gustarí­a. Si fuésemos una empresa de producciones musicales ahí­ le meterí­amos 3000 personas, pero nosotros no nos ganamos la vida con esto, lo hacemos porque nos gusta. Hay un lí­mite de gente para estar a gusto, simplemente por esta razón.

¿Qué habrá el año que viene?
A nivel artí­stico, la calidad de la propuesta tiene que aumentar y vamos a hacer research por festivales de Europa. También queremos más propuestas audiovisuales más experimentales.

Vía: http://dylarama.es/pulsaciones/montar-un-festival-es-como-montar-una-empresa-2